Bleriot XI
Luis Charles Joseph Bleriót había creado junto a su colaborador Gabriel Voisin la compañía Bleríot-Voisin. Durante el periodo de 1903 y 1906 desarrollaron varios diseños de aeronaves sin ningún éxito. Luego de separarse de su socio empezó a crear sus propios aviones, sin resultados positivos hasta que finalmente desarrollo su Bleriót XI, cuyo primer vuelo se realizo el 23 de enero de 1909. Se caracterizo especialmente por ser uno de los más pequeños aviones construido en su momento.. La aparición de esta máquina en el primer Salón aéreo de París en diciembre de 1909, fue motivo de numerosos comentarios por parte de todos los interesados en la ciencia de la aviación.
Durante los primeros vuelos se realizaron modificaciones en las dimensiones originales, pero la máquina en sí siguió siendo compacta.
En el verano de 1909 hay dos pilotos dispuestos a ganar el premio: Hubert Latham, con un Antoinette de Lavavasseur, y Louis Blériot, con un avión construido por el mismo. Cuando Blériot tuvo terminado su avión Blériot XI, se puso en contacto con Alessandro Anzani para que en su fábrica le hiciera un motor que resistiera sin contratiempos los 45 minutos de vuelo que serían necesarios para cruzar el Canal. Anzani pasó el encargo a su jefe de talleres, Francisco Santarini, quien diseño un nuevo motor que reunía las exigencias fundamentales de Blériot: potencia y enfriamiento suficiente para resistir el vuelo. El motor era de tres cilindros en lugar de los dos habituales de entonces, y desarrollaba una potencia de 25 cv. Como se calentaba demasiado al poco tiempo de estar funcionando, Santarini hizo varias perforaciones en las paredes de los cilindros lo más cerca posible al punto más bajo del movimiento del pistón y también mejoró el escape.
A las 4.41 de la mañana del 25 de julio de 1909, Blériot despegó desde un campo cercano a Calais y, después de un vuelo en el que mantuvo una altura media de 100 metros, aterrizó en los acantilados de Dover Castle a las 5,17. Además de cobrar el premio de 1.000 libras, se hizo famoso a ambos lados del Canal, y pronto recibió multitud de pedidos de ejemplares del Blériot XI. Comenzada la producción en serie, desde el primer momento tuvo que acudir a la ayuda de subcontratistas.
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